viernes, 4 de julio de 2014

Un Amo, un Dios




No deseo pertenecer a un Dios, sino a alguien que me toque, me sienta, me ame.

Alguien a quien Idolatrar con motivos y no con fe, con confianza y entrega, a quien mostrar mi adoración con caricias compartidas, con susurros,  con anhelos, ofreciendo mi pasión, mi ser, sintiendo que entre sus manos soy yo la inmortal, la que es capaz de tocar el cielo con las manos por Él.

Que valore mis pecados, no mis penitencias, que me acompañe en mis fantasías, que provoque y guie mi placer, que lo haga Suyo, que bese mis imperfecciones y muestre con humildad las de Él, que realce la belleza de mi alma y con Su luz prenda la mía.

A quien mostrar mi entrega y mi amor por Él con hechos, no con rezos ni palabras.

Que comparta y escuche mis pensamientos, no los coarte, que discipline mis acciones únicamente en el camino del placer, que sometiéndome me haga libre, que me humille para elevarme, para ser su orgullo, digna de permanecer a sus pies, expuesta únicamente a sus deseos, mostrando con actos que es merecedor de mi sumisión.

Que castigue mi cuerpo y me haga sentir el orgullo de la piel marcada, mi dolor por Él, el placer de ambos. Que me convierta en su particular sacrificio, ofrecida en ese altar que es mi entrega.

Aquel al que pueda tocar, besar, sentir, que con sus dedos borre mis lágrimas, que provoque mi sonrisa, que reciba todo mi ser, sin temor a mi sentir, que me muestre el camino del placer a través del dolor, junto a Él, de Su mano, que tras ofrecerme en la más absoluta lujuria me recoja entre sus brazos meciéndome, temblorosa tras el placer.

Aquel a quien sus imperfecciones, sus dudas, temores, errores, lo tornen cercano y  a mis ojos más hermoso y mas real.

No…  yo no deseo un Dios.


No necesito a nadie subido a un pedestal sino a aquel que a mi lado, mientras siente el calor de mi piel desnuda, a lo lejos lo contemple vacío y sonría, sabiendo que los dioses no existen y de existir nos tendrían envidia, pues es nuestra imperfección y mortalidad, nuestra breve existencia, la que hace que vivamos más intensamente haciéndonos únicos y especiales.




vera





1 comentario:

  1. Querida vera... una vez me acerqué mucho a un "dios"... y más adelantea un ser que vivía en el mismísimo infierno.
    Y el único que me puede hacer feliz, es un mortal capaz de sublimar mi sentimiento de sumisión y mostrarme como un ser humano desarrolla actitudes increíbles.
    Mi deseo es que seas feliz.
    Atentamente.
    shana de Amo Gut

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